En una educación básica de buena calidad el desarrollo de las competencias básicas y el logro de los aprendizajes de los alumnos son los propósitos centrales, son las metas a las cuales los profesores, la escuela y el sistema dirigen sus esfuerzos.
Permiten valorar los procesos personales de construcción individual de conocimiento por lo que, en esta perspectiva, son poco importantes los aprendizajes basados en el procesamiento superficial de la información y aquellos orientados a la recuperación de información en el corto plazo.
Una de las definiciones más interesantes nos la propone uno de los más grandes pensadores, Aristóteles: "La educación consiste en dirigir los sentimientos de placer y dolor hacia el orden ético."
También se denomina educación al resultado de este proceso, que se materializa en la serie de habilidades, conocimientos, actitudes y valores adquiridos, produciendo cambios de carácter social, intelectual, emocional, etc. en la persona que, dependiendo del grado de concienciación, será para toda su vida o por un periodo determinado, pasando a formar parte del recuerdo en el último de los casos.
No puede soslayarse el problema de que, durante los años más agudos de la crisis, el sector de los profesores fue sensiblemente afectado de múltiples formas: disminución de su salario real y de las condiciones materiales para un adecuado desempeño de sus actividades y tareas educativas, ausencia de políticas efectivas de formación, y desvalorización de su imagen y prestigio social. Estos factores, entre otros, han afectado negativamente el interés y la motivación de los docentes para la realización de sus funciones y actividades.
La formación inicial de maestros es crucial para una política educativa de mediano y largo plazo. Sin embargo, la formación inicial de maestros está en crisis desde hace varios años; este aspecto de la educación nacional aparece claramente como el campo más descuidado por las políticas educativas recientes. No ha habido concertación entre las tareas de las diferentes instituciones encargadas de la formación nacional (Normales y UPN). Se ha mantenido una indefinición, inclusive legal, de instituciones, comola UPN , que han jugado un papel importante en la formación docente. La elevación de la formación magisterial a nivel licenciatura, que se llevó a cabo en 1984, en plena crisis económica, cuando los salarios de los docentes comenzaron a sufrir el grave deterioro de su poder adquisitivo, restó atractivo a la profesión y redujo sensiblemente la matrícula en las normales, de manera tal que en muchos sitios el egreso de estas escuelas actualmente no es suficiente para garantizar la oferta de maestros que el sistema educativo requiere, y en muchos estados se ha tenido que recurrir a la contratación de maestros habilitados con estudios de preparatoria y hasta secundaria. Las instituciones de formación inicial de maestros siguen siendo cotos de poder burocrático y clientelar en lugar de asumir plenamente su papel de instituciones académicas de nivel de educación superior. Sus directivos y docentes muestran deficiencias académicas. La investigación en las escuelas Normales es inexistente o de calidad insuficiente. Las escuelas Normales se encuentran cerradas a otro tipo de profesionales, y desvinculadas a otras instituciones de educación superior. Existe un evidente desfase entre los programas de estudio en las normales, así como entre los planteamientos de modernización educativa en cuanto al tipo de personas y ciudadanos que se quiere formar y la calidad de la formación que reciben los maestros. Las normales se encuentran alejadas de la problemática real y diversa del quehacer docente, y la formación impartida no garantiza un buen ejercicio profesional.
Por otra parte, la actualización, superación, capacitación y nivelación de los docentes también adolece de serios problemas. No ha podido superarse el modelo ineficiente de cursos cortos y aislados y de formación en cascada, que muestra claros signos de agotamiento. Se siguen aplicando medidas generales y homogéneas para la actualización y capacitación sin atender la diversidad de situaciones en las que trabajan los maestros en México.
La formación inicial de maestros es crucial para una política educativa de mediano y largo plazo. Sin embargo, la formación inicial de maestros está en crisis desde hace varios años; este aspecto de la educación nacional aparece claramente como el campo más descuidado por las políticas educativas recientes. No ha habido concertación entre las tareas de las diferentes instituciones encargadas de la formación nacional (Normales y UPN). Se ha mantenido una indefinición, inclusive legal, de instituciones, como
Por otra parte, la actualización, superación, capacitación y nivelación de los docentes también adolece de serios problemas. No ha podido superarse el modelo ineficiente de cursos cortos y aislados y de formación en cascada, que muestra claros signos de agotamiento. Se siguen aplicando medidas generales y homogéneas para la actualización y capacitación sin atender la diversidad de situaciones en las que trabajan los maestros en México.
Abrir instituciones formadoras de docentes a profesionales de otras áreas para que enriquezcan la docencia. A la vez, promover entre las instituciones de educación superior, el diseño e implementación de programas para la actualización y profesionalización de docentes de educación básica.
Para que la investigación en las normales se desarrolle, deben establecerse las condiciones institucionales mínimas en cuanto al personal que se pueda dedicar a esta tarea, iniciando de manera experimental en número limitado de instituciones y con un plan de expansión paulatina.
Es necesario racionalizar en cada estado, la red de instituciones encargadas de la formación inicial y su papel en la actualización de los docentes e invertir en el recurso financiero existente con un programa de formación a mediano plazo; redefinir los criterios de acceso, promoción y permanencia de los docentes en las normales; realizar un análisis detallado de la situación de laboral de los actuales docentes y, si es oportuno, diseñar un sistema de jubilación y/o retiro en buenas condiciones, que permita contratar nuevo personal con nuevos criterios. Los recursos liberados por esta racionalización deben invertirse en el mejoramiento de la calidad de la formación inicial.
Para que la investigación en las normales se desarrolle, deben establecerse las condiciones institucionales mínimas en cuanto al personal que se pueda dedicar a esta tarea, iniciando de manera experimental en número limitado de instituciones y con un plan de expansión paulatina.
Es necesario racionalizar en cada estado, la red de instituciones encargadas de la formación inicial y su papel en la actualización de los docentes e invertir en el recurso financiero existente con un programa de formación a mediano plazo; redefinir los criterios de acceso, promoción y permanencia de los docentes en las normales; realizar un análisis detallado de la situación de laboral de los actuales docentes y, si es oportuno, diseñar un sistema de jubilación y/o retiro en buenas condiciones, que permita contratar nuevo personal con nuevos criterios. Los recursos liberados por esta racionalización deben invertirse en el mejoramiento de la calidad de la formación inicial.
No hay comentarios:
Publicar un comentario